Manzanas rellenas de vida (receta incluida)

TomatesEn Francia, los tomates fueron llamados pomme d’amour, es decir, “manzana del amor” pues le atribuían poderes afrodisíacos, mas, de acuerdo a los beneficios de la hortaliza, a mi juicio deberíamos llamarla la manzana de la vida.

Los tomates pasaron de ser despreciados en la antigüedad a reinar en la gastronomía actual por la versatilidad de su uso en infinidad de platos además de deparar un montón de virtudes para la salud cuando se consume. Especialistas y científicos le atribuyen disímiles propiedades terapéuticas que incluyen la prevención del mal del siglo: el cáncer.

¿Cuál explicación tiene esto? Luego de leer una serie de artículos resumo: Estudios en Norteamérica y Europa revelan que el tomate es un conocido remineralizante y desintoxicante. Su consumo posibilita la expulsión de toxinas debido a su efecto diurético, también se encarga de eliminar el ácido úrico y de reducir el colesterol. En su interior contiene una sustancia llamada licopeno, pigmento que le proporciona su color rojo y que está presente además en el melón o sandía, zanahorias y albaricoques pero el tomate se cogió para él solo el 90 por ciento del licopeno necesario para el organismo.

Esta sustancia tiene propiedades antioxidantes capaces de reducir algunos tipos de cáncer como el de próstata, pulmón y tracto digestivo así como el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

Se han contrastado además sus efectos positivos en la prevención de la arteriosclerosis y del síndrome de degeneración macular, principal causa de ceguera en las personas mayores de 65 años. La lista de bondades nutritivas y saludables del tomate es más amplia pero considero que hasta aquí es suficiente para que nuestra dieta diaria contenga tomates de almuerzo y cena. Con él se puede hacer magia en la cocina pues al ser un alimento estrella permite la preparación en diversas formas: crudos y aliñados en ensaladas, en jugos, con pan y aceite, fritos, asados, en consomé y confitura… A quienes les gusta variar el menú les propongo la receta de manzanas rellenas de vida, o sea, tomates rellenos, una delicadeza culinaria que enamora a cualquier comensal….esta es mi versión… Tomates rellenos de vida Ingredientes

Diez tomates grandes

Media col pequeña

2 ajíes de ensalada

Ajo y cebolla a gusto

Comino a gusto

Media taza con queso amarillo picadito

Media taza con jamón picadito

1 cucharada de salsa de soya (si se desea se sustituye por vino de  uvas o se elimina del plato)

Aceite

Mayonesa casera

Preparación:  Se lavan bien los tomates, se cortan por la parte superior y luego se le extrae con sumo cuidado el interior de la hortaliza dejando vacío su contenido que puede usarse, si se desea, más adelante en la preparación del relleno. Se lavan por dentro y se ponen boca abajo para escurrir. Se pica la col fina. Se pone a freír el ajo en aceite, dos minutos después vertir la cebolla y dorar. Seguido se echa la col y se va revolviendo hasta que se maree bastante (esto puede tardar aproximadamente cuatro o cinco minutos). Adicionar Después el comino, la salsa de soya o vino de uvas y el jamón. Por último, agregar los ajíes en tiras pequeñas. Colocas en plato llano los tomates con la abertura hacia arriba y adicionarle el relleno. Luego adornas alrededor de ellos el queso y la mayonesa. Igual puedes mezclar el queso y la mayonesa al relleno, si así gustas. Pones más mayonesa y queso cerca de las manzanas rellenas para consumir a gusto.

Es una receta que puede variarse a gusto del cocinero, hay quienes lo rellenan con mariscos, otros con carnes, pero yo prefiero los vegetales para convertirlo en alimento sano.

Este plato se considera un entrante que puedes preparar algún fin de semana, o al invitar amigos a casa para lucir tus habilidades culinarias. A mí me elogiaron muchísimo y cuando pueda abrir mi propio negocio o dedicarme a la cocina como opción multioficio (sueño que quién sabe si logre materializar), creo lo escogeré como una de las especialidades.

Inició Festival del Changüí en Guantánamo: una fiesta de tradiciones

El Changüí nació en el siglo XIX cuando varias familias crearon la tradición de reunirse en parejas en fiestas que no tenían fin. Zonas de Yateras, El Salvador, Manuel Tames y Guantánamo se registran como instauradoras del baile y la música. La fiesta iniciaba apenas aparecía un tresero, bongosero y luego la incorporación de instrumentos como la marímbula, el guayo y las maracas.
Alegría y muchas energías positivas unían a aquellas personas que compartían además el puerco asado y el rico ron cubano.
Así, se convirtió en una forma de festejo popular que reunía a los amantes del Changüí y que hasta nuestros días desarrolla competencias entre grupos changüiceros. Esta blog comparte contigo hoy imágenes del comienzo de la VI Edición del Festival dedicado a ese género musicodanzario…también te regalamos la canción Reina el Changüí, tema compuesto por uno de mis colegas, el periodista Geobanis Ramírez Rojas la cual se presentará en el concurso de este evento…
Género: Changüí de monte
Entre la timba y el reggaetón
Están haciendo un convenio
Para olvidar al changüí
Y echarle rumba con el tres.
Pero qué dichoso
Se puso mi ritmo
Que cuando suena en la loma
Le pone el mundo al revés.
A un lado la timba con el reggaetón
Coro: Reina el changüí en toda la nación.

Regina.
En Yateras yo aprendí
Hablando con mis ancestros
Que si tocamos changüí
Defenderemos lo nuestro.
El changüí a la tradición
De mi tierra guantanamera
Y ni timba, ni reggaetón
Van a cambiar mi manera.
Por eso:
Coro: reina el changüí.

Periodismo, desde el microbio hasta la nube

Por: Naily Barrientos Matos
“Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no la haya padecido puede imaginarse siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido solo para eso y esté dispuesto a vivir solo para eso, podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz, mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente.”
Así definió uno de los hombres más próximos al mundo de la fantasía y lo fabuloso de las letras americanas, el ejercicio de la práctica periodística. Para Gabriel García Márquez, un escritor que ha tocado con sus libros el alma de millones de lectores, el periodismo es tan apasionante como el mundo de la literatura.
Tal vez será por esto que no ha dudado en utilizar su pluma también desde esta profesión; sin dudas el Gabo vive entre los personajes maravillosos de sus obras y la realidad de los hombres.
Es una profesión que desvela a quienes sueñan con ella. La labor del profesional de la prensa es tan abarcadora y compleja, como hermosa y humilde.
Y es que ejercer el periodismo implica un poco de todo: astucia, temor, pasión y compromiso porque exige mucho. Es una profesión en permanente labor de superación; un ejercicio constante de la mente para devorar cada acontecimiento de la realidad con la mayor veracidad.
El profesional de la prensa debe conocer desde el microbio hasta la nube -diría Martí, uno de los más grandes reporteros cubanos.
Y es que el periodista debe tener oído fino para auscultar el sentir popular, unos ojos siempre abiertos para advertir la realidad, manos sensitivas y corazón despierto para tocar los acontecimientos más duros con las palabras más bellas y hasta cierto encanto para seducir con su trato a la gente y las palabras.
De manera que quienes hacen del ejercicio de esta profesión su vida, precisan de buenas dosis de amor para vivir entre el pálpito de lo inesperado, la tensión de cada entrega y la satisfacción de conmover con voz, pluma, imagen y palabra el corazón del pueblo; juez y destinatario de cada trabajo.

Un intercambio valioso en serranías guantanameras

Por Katiuska Fournier:
La labor científica de investigadores del Centro de Desarrollo para la montaña de la provincia de Guantánamo ve sus frutos hoy a 17 años de creada esta institución que se ubica en Limonar, del municipio de El Salvador, al elevar las producciones agrícolas de las serranías, aumentar la calidad de vida de sus habitantes y lograr el impulso ecológico integral del territorio.
En la actualidad la entidad ejecuta doce proyectos de investigación, seis de ellos se clasifican como territoriales y resaltan los paquetes tecnológicos para la producción de granos (arroz y frijoles) en áreas montañosas del territorio y la implementación de una estrategia medioambiental en las localidades de El Salvador, Yateras y Guantánamo.
Otros seis proyectos son de carácter nacional y destacan los estudios relacionados a tecnologías de apoyo al programa de desarrollo de café y cacao en la región oriental de Cuba así como la producción agroecológica del cocotero en el macizo montañoso Nipe-Sagua-Baracoa.
Hoy la entidad tiene 14 profesionales acreditados como investigadores y desde el 2006 atesora 10 Premios Academia por sus resultados en las ciencias, 4 sellos como Colectivo Forjadores del Futuro por el aporte de los jóvenes en el área investigativa así como la condición de Bandera de Honor, la cual aspiran ratificar este año.
El Centro de Desarrollo para la Montaña de la provincia de Guantánamo está acreditado como institución científica y multidisciplinaria y cuenta con laboratorios, áreas experimentales y personal de elevada competencia científica.
Presta servicios científico-técnicos en esferas biomédicas, agropecuarias, sociales, medioambientales y la realización de investigaciones que permiten elevar la calidad de vida de los habitantes de comunidades de montaña de Guantánamo y todo el territorio nacional.

Una india con dos úteros trae al mundo dos bebés

Una india con dos úteros parió con éxito a igual cantidad de bebés concebidos durante sucesivos ciclos menstruales, un fenómeno que como promedio solo se presenta una vez al año en todo el mundo.
Al momento del alumbramiento, Rinku Devi, de 28 años, pensó que había tenido gemelos, pero los médicos pusieron en claro que el suyo era un caso de útero didelfo o doble.
Recibidos mediante una operación de cesárea que duró alrededor de una hora, los niños nacieron pesando dos y 1,5 kilos, respectivamente. Aunque prematuros, su estado de salud es satisfactorio.
Rinku, esposa de un oficial del Ejército, ya tiene un niño de cuatro años, pero no era consciente de su condición.
Cuando regresen a su hogar en el poblado de Mathurapur Chakiya (unos 900 kilómetros al sureste de Nueva Delhi) los felices padres deberán tomar precauciones por partida doble si planean tener descendencia de uno en uno. O confiarlo todo al azar si lo prefieren por parejas.

Ciudad Paraíso: Baracoa

Escrito por  Haydee León Moya

No parecía que acabara de vivir una larga y azarosa travesía el ilustre marinero. Era el 27 de noviembre de 1492. Recién han llegado. El Navegante de la Mar Océana capitaneaba la Santa María, con 90 tripulantes, y el capitán Vicente Yarez Pinzón, La Niña, con 23 tripulantes.

Con avidez recorre, observa, compara. Le ha dejado fascinado todo. Y lo describe en su diario: «…un puerto maravilloso y un gran río… lindeza de la tierra y de los árboles, donde hay pinos y palmas…».

No se le escapa nada. Ni los pacíficos habitantes que, «… eran muchos, todos teñidos de colorado y desnudos como sus madres les parió, y algunos de ellos con penachos en la cabeza y otros plumas, todos con sus manojos de azagayas». Ni su entorno, que era «… grande vega, que aunque no es llana de llano que va al Sursuroeste, es llana, de montes llanos y bajos, la más hermosa cosa del mundo…».

Entonces subrayó que «allí era su propio lugar para hacer una villa o ciudad y fortaleza por el buen puerto, buenas aguas, buenas tierras, buenas comarcas y mucha leña».

Y como evidencia material de su paso por la zona, Cristóbal Colón Fontanarrosa coloca una cruz sobre las peñas vivas junto a la entrada de la bahía que bautizó como Puerto Santo, el 1ro. de diciembre de 1492, cuatro días después de su llegada al lugar que definitivamente lo deslumbró, Baracoa.

La fundación

Casi dos décadas después, la Corona española decide iniciar el proceso de conquista y colonización de Cuba… Y vuelven otras embarcaciones nuevamente a la entrada de la ensenada. Vienen, en son de conquista y colonización, el almirante Diego Velázquez de Cuéllar y 300 expedicionarios.

De entre el arrecife arrancan la cruz de Colón, que estaba ceñida por un bejuco de parra silvestre, y evidentemente ignorada por los indios, y se adentran. Pudo haberles fascinado toda aquella belleza intacta del entorno y sus gentes, pero la realidad fue que enfrentaron con crueldad la resistencia de los primeros habitantes del lugar de tantos encantos.

El Adelantado fija aquí su residencia y la declara capital política. Nombra alcaldes que ejercieran la justicia civil ordinaria y un Alguacil Mayor. Establece la institución de Ayuntamiento para el cuidado y fomento del pueblo. Le da el título de ciudad de Baracoa y la hace capital del gobierno eclesiástico, erigiendo el primer obispado que tuvo Cuba.

El nombre escogido por Velázquez al bautizarla, el 15 de agosto de 1511, fue Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa. Pero en 1515, por decisión de su fundador, se transfiere la categoría de capital a Santiago de Cuba.

Orgullo del Primado

Medio milenio es tiempo suficiente para que lo que se conserva desde entonces sea de gran valía. Baracoa es, por tantísimas razones, un lugar de extravagante naturaleza y expresión auténtica de la presencia de sucesos y costumbres muy prístinas.

Ciudad Paisaje, de las Lluvias, las Montañas y las Aguas. También ciudad Paraíso. De cualesquiera de esas maneras se le llama y en eso coincide uno de sus hijos ilustres, Alejandro Hartman Matos, por más de 30 años dedicado al estudio de la historia de la Primada, y empedernido andariego de sus calles.

Es así —asiente Hartman—, porque su naturaleza envuelta por macizos montañosos, bosques vírgenes, flora y fauna endémicas, ríos cristalinos y playas rodeadas de uva caleta, almendros y cocoteros, la hace poseer un sello distintivo, si la comparamos con el resto del país.

Situada a los pies de una limpia bahía, la villa es también ciudad de calles sinuosas que llevan a lugares y acontecimientos que la trascienden, como la Iglesia Mayor donde se exhibe la Cruz de la Parra, la única que sobrevive, de las 29 que plantara Cristóbal Colón en las tierras de América.

Los primados se saben dueños de esas exclusividades y se aprecia en su carácter altivo y a menudo muy inconforme.

Ser primados, dice Inalvis Guilbeaux, pedagoga jubilada que por muchos años se ha dedicado a investigar sobre las tradiciones culinarias en la región, es preservar y sentir sano orgullo por tener el cucurucho, ese dulce ecológico de coco, al que se le añaden frutas y mieles, de azúcar o de abeja, y se ofrece envuelto en la yagua de nuestras palmas.

«Y que en los países grandes cultivadores de coco del orbe: la India, Filipinas y Sri Lanka, no lo tienen, tampoco Jamaica, que es un gran productor en el Caribe. Es, además una receta centenaria en su existencia, pues desde el 1700 se hablaba de los viajantes que pasaban por aquí y degustaban ese exquisito dulce del bien llamado árbol de los cien usos», agrega Hartman, quien es además director del emblemático fuerte Matachín, hoy museo de la localidad.

Pero usted viaja por las afueras de la urbe, fundamentalmente por las pintorescas carreteras que llevan a los principales emporios productivos de ese municipio guantanamero, y se encuentra a una de esas típicas mujeres baracoesas, unas medio indiadas, otras trigueñas con el indio bien cerca, con su oferta de bacán, que es ese tamal de plátano con salsa de puerco o cangrejo, pasado por leche de coco y con el más exquisito sabor, gracias a la magia que ellas dominan al cocinarlo.

O el tetí, esos enigmáticos pececillos transparentes que entran por la desembocadura de los ríos cuando la Luna es menguante, pero que aún no se ha descubierto su procedencia.

También el cacao, que fue introducido en 1668. La influencia de la emigración francesa procedente de Haití se dejó sentir en el incremento de las plantaciones de ese cultivo y en la preparación de la producción para la exportación.

A partir de entonces Baracoa se convierte en el lugar cubano más propicio para la cosecha, y en el mayor productor nacional, por sus envidiables condiciones climáticas, régimen de precipitaciones, temperatura adecuada y la riqueza de sus suelos.

A partir del chocolate procesado allí se confecciona el delicioso y conocido chorote: chocolate espeso y aromático que es carta de presentación en la cultura culinaria local.

Y está llena de otras historias. Por ejemplo, la construcción del primer castillo de Cuba, la presencia y rebeldía del cacique Guamá, que luchó durante diez años prácticamente desarmado frente a un poderoso ejército enemigo, como lo fue el Ejército Español, y que el Almirante Colón haya estado aquí durante siete días de su primer viaje para la fundación de todas las villas.

De leyendas, como la del Pelú, un estrafalario caminante, que dicen maldijo al pueblo tras la agresión a pedradas de que fue objeto. La del río Miel, esa más creíble que narra la historia de dos enamorados que en las aguas del torrente escucharon la voz del agua presagiando que quien se bañara en él no se iba o regresaba con el tiempo.

Los estudios de la descendencia de la población actual en Baracoa, donde existen más de 60 sitios arqueológicos que perviven como huella de la cultura taína, la más avanzada de la Isla a la llegada de los españoles, apuntan que la Primada tuvo poca presencia de la africanía y que desde el punto de vista del somatotipo de las personas se mezclan los rasgos de franceses, españoles y el indio, razón por la cual, por ejemplo, predomina el trigueño con rasgos de indio.

En cuanto a los apellidos, predominan los Ramírez Rojas, Leyva, Romero, Acosta, Coba, Moreira.

La del hervidero

A Baracoa se llega hoy por vía aérea, desde la capital u otras ciudades orientales. Y también, desde la ciudad de Guantánamo, a través de una carretera colgante nombrada La Farola, una de las obras viales más bellas e imponentes del país. Allí te encuentras viejas construcciones: los hoteles El Castillo, Porto Santo y La Rusa y Villa Maguana, su malecón y su animada y caribeña vida.

La vista se recrea en recién inaugurados hostales, como La Habanera y Liberación, que resurgieron de entre sus escombros; cafeterías, edificaciones restauradas y embellecidas por el cumpleaños 500 de la Villa.

«Estamos en el hervidero de los 500 años, por cualquier calle que tú vayas (incluyendo aquellas zonas fustigadas por el huracán que nos dejó 6 000 casas maltrechas, entre ellas 200 destruidas totalmente y 2 000 techos totalmente arrasados), se ve el ajetreo de la población y los constructores», valora Eudis Romero Matos, primer secretario del Partido en Baracoa, quien caracteriza a sus coterráneos como personas humildes, solidarias y tratables, que tienen ante sí «el reto de ser más exigentes consigo mismos para poder avanzar mucho más», expresó el joven dirigente político.

“Ángel” o «milagro»

La fe mueve montañas, dicen.

Muchísimas veces escucho esta frase y no sólo en personas dedicadas por completo a la religión, sino también a quienes un episodio de su vida o de algún familiar les recuerda cómo lo imposible puede tornarse realidad gracias a la certeza de que “algo” puede hacer el milagro.

Y…qué es la fe?  Aseguran fuentes escritas que fe es la  actitud de la totalidad del ser, también la voluntad y el intelecto, dirigida a una persona, idea o, en el caso de la fe religiosa— a un ser divino. La teología afirma que existe una relación intrínseca entre fe y obras, más que entre fe y conocimientos. Así, queda afirmado por religiosos que la fe en la libre gracia de Dios puede hacer milagros trascendiendo cualquier limitación.

Pero mi propósito hoy no es teologizar sobre fe, sino darles a conocer la historia de alguien que sabe mover ese sentimiento en quienes le rodean y con ello, curar, salvar y aliviar cuerpos y espíritus. Se trata del guantanamero Ángel Moya, un personaje campestre al que muchos coterráneos conocen como el botánico y que hace más de 60 años atraía a su casita ubicada en Los tomates del Realengo 18, municipio de El Salvador, a niños, mujeres, y otras personas de varios grupos etáreos.

Confieso que cierta vez, aún muy joven, también emprendí viaje para recibir los servicios de este señor de campo “bendecido por la gracia de Dios”, según él mismo.

Pues aquí les cuento su testimonio:

“Nací con un don. Había una cosa que me indicaba que debía hacer obras de caridad. Yo no quería. Me negaba hasta que tuve que hacerlo porque me castigaban: me daban unos temblores que me obligaban a tirarme en el suelo. Un día llegué a casa de una señora, vecina de aquellos montes donde yo vivía, que se quejaba de unos dolores en el estómago y algo me decía que la “sobara” (técnica antigua que consiste en el masaje o fricción de alguna parte del cuerpo que junto a laxantes o infusiones emplean algunos entes para aliviar “empachos” ( ingestas). El asombro de la señora fue grande al ver que mi forma de sobar era muy diferente: le puse la mano en la barriga (abdomen) y comencé a rezar. Al poco rato, su dolencia empezó a disminuir mientras mi fama de curandero iniciaba. Desde entonces, mi vida ha estado a disposición de los demás y nunca he cobrado un centavo a nadie.

Son tantas cosas que he hecho en esta vida que yo mismo me asombro. Porque me digo -yo no he estudiado medicina, no soy doctor, ¿cómo es posible que pueda salvar a la gente enferma?-

La naturaleza me concedió este don ¿sabe usted cómo trabajo? Tengo una botella bautizada que cuando la toco veo al ser humano por dentro y me permite retratar a esa persona, por ahí empieza mi obra de caridad. Luego le preparo sus remedios, que pueden ser para curar asma, linfangitis, infertilidad y cientos de enfermedades y dolencias. Incluso el ataque de epilepsia sé curarlo cuando es a tiempo: preparo una o dos botellas de Saldeso y pongo el poder sagrado en ella.

Si tanto bien he hecho, creo que he cumplido con mi deber en la vida. Ahora estoy viejo, pero continúo haciendo mi obra de caridad. Desde el Cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí, muchos me han buscado y yo les he servido a través de los prodigios que la naturaleza me concedió. Creo que seguiré haciéndolo hasta que muera.”

Paralíticos, moribundos, mujeres infértiles, asmáticos y otras personas de diversas partes de Cuba, atestiguan los poderes de Ángel Moya, un viejecito que hoy acumula noventa años de vida, y que supo despertar la fe de muchos hacia el mejoramiento de sus estados de salud.

Según la ciencia no se puede afirmar que hayan tales poderes en una persona, pero sí la existencia de testimonios de guantanameros que creen en ellos, luego de haber recibido “milagros” a través de la fe: esa esperanza a la que se aferra el ser humano y que incontables veces encuentra el resultado esperado.

Baracoa, quinientos años

mujer indígenaLos prodigios naturales de la Primada de Cuba inspiran a muchos artistas que intentan reproducir la belleza del municipio de Baracoa a través de canciones, pinturas, poemas y  otros géneros artísticos, así como los mitos y tradiciones que llenan la historia de este pedacito de tierra  y mar.

Con la idea de hacer un homenaje a esta localidad, cuatro jóvenes guantanameros realizaron la triología “Quinientos años que ya son historia” compuesta por más de diez piezas de grabado que serán expuestas el próximo 11 de marzo en el museo Matachín de la ciudad de Baracoa.

Manuel Pastor Céspedes, instructor de arte, Gerardo Rodríguez Zorrilla y Ariadna Díaz Cobas, egresados de la Academia de Artes Plásticas de Guantánamo, y Ana Iris Aranda, licenciada en historia del arte y curadora de las obras, decidieron unirse para recrear, desde el grabado, las magníficas fotografías presentes en el libro: Baracoa, La ciudad Primada de Cuba, de Alejandro Hartman, Julio Larramendi y Fernando López.

Las obras muestran temas relacionados a los aportes histórico-culturales de los baracoenses, los mitos y leyendas que atesora esa localidad, sus costumbres, platos típicos, arquitectura, urbanismo, flora y fauna.

Incentivar el género del grabado, poco usado entre los artistas de la plástica de la provincia, es otro de los objetivos de la muestra que, según sus creadores, es resultado de un taller impartido por la experimentada grabadora Isolina Limonta.

El grabado, a criterio de estos jóvenes artistas, es muy experimental y combina diversas técnicas como la colagrafía, litografía, xilografía, calcografía, serigrafía y linoleografía, lo que expresan sentimientos, emociones, vivencias de sus autores.

La triología “Quinientos años que ya son historia”, forma parte de un proyecto de rescate del grabado que inicia por Baracoa y a la cual se sumarán otras exposiciones en el presente año, oportunidad para que jóvenes y experimentados artistas de la plástica incursionen en este género que dejará huellas para la cultura de Guantánamo.

Íñigo y su arte en piedras

Angel Iñogo Blanco de AnayaLo llamaban loco. Cuando las piedras tomaban forma gracias a sus manos y empeño en hacer algo que la mente le pedía a gritos, Ángel Iñigo sentía que su sueño no era locura, su mujer tampoco…siempre le apoyó y ante la mirada burlona de los vecinos, los comentarios y las críticas, su respuesta era: “él sabe lo que hace”.

Y en verdad lo sabía, lo que no imaginó es que su locura iba a ganar tanta fama a nivel mundial.

Convirtió su finca yaterana en un zoológico de piedra que representa la belleza de diversos tipos de animales y su relación con la naturaleza.

Temas como la sobrevivencia, el poder del más fuerte sobre los débiles,  encarnan la vida en la selva maravillosa de Iñigo y sus visitantes.

Ratones, serpientes, monos, cocodrilos que devoran aves, entre otros del reino animal, conforman un museo que sobrepasa las 400 esculturas de piedra talladas a mano desde hace más de tres décadas por un guantanamero.

La perseverancia y arrojo de Ángel Iñigo desplazaron a la adversidad, ambas virtudes le deparan hoy la satisfacción de que su sueño juvenil sea una obra única que atrae a miles de personas cada año a su finca-museo  San Lorenzo, ubicada en el alto de Boquerón de Yateras, a 24 kilómetros de la ciudad de Guantánamo.

Uno de sus cinco hijos, Ángel Iñigo Pérez, sigue sus pasos y crea nuevas esculturas que siguen dando vida al único zoológico de piedra del mundo.

Y es que a veces la locura, cuando va acompañada del amor…regala a muchos alegrías insospechadas…